Pongámosle música al objetivo 16, paz y justicia

Refugiados
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El otro día llevando a mi hija al colegio, viví un episodio desagradable de esos que apetece compartir, aunque sé que aporto poco porque es más habitual de lo que mi psico me permite aceptar.

El momento en cuestión, fue cuando una señora que conducía un estupendo coche, casi nos lleva por delante saltándose un paso de peatones perfectamente visible. Hasta aquí podría ser un sobresalto mañanero sin más trascendencia.

Pero la anécdota pasó de molesta a muy molesta, cuando la educada conductora, quiero pensar que asustada por su falta de reflejos, empieza a chillarnos improperios con la ventanilla bajada.

Como si esa expresión de agresividad le proporcionara su propio perdón o como si la frustración por no haber controlado el vehículo, necesitara descargarla gritándonos barbaridades.

Menos mal que esa mañana tenía una cita con la Clausura del Curso Modular de Mediación. Reflexiones sobre Mediación, Paz y Agenda 2030 organizado por la UNED (no dejéis de verlo en el canal de YouTube de la UNED), donde ponentes de la talla de Francisco Rojas Aravena rector de la Universidad para la Paz de Naciones Unidas o Federico Mayor Zaragoza presidente de la Fundación Cultura de Paz, y otras excelencias,  iban a hablar de futuro sostenible, de tolerancia y de impulsos esperanzadores justamente para combatir esas actitudes de guerra que nos pueden amargar el día en un minuto.

Porque cuando se habla de paz, de forma natural imaginamos conflictos bélicos lejanos donde unos desarmados tirotean a gente indefensa.

Pero creo que nos estamos poniendo una venda en los ojos sino admitimos de una vez que todos contribuimos a la cultura de la paz y no violencia en nuestros gestos diarios. Como nos señalaba en su excelente ponencia Rojas Aravena, los conflictos interestatales van desapareciendo, pero los civiles están completamente auge. (véase Siria, véase Afganistán, pero véanse patadas, gritos y puñetazos también en nuestro país.)

Así que no me parece una exageración pensar lo necesario que es, que se imponga la tolerancia real entre la ciudadanía no sólo como una vía de fraternidad para una convivencia amable, sino como pura estrategia para la supervivencia.

Decía Roja Aravena en su intervención, que la cultura de la paz tiene un enfoque preventivo. Que genera un estilo de vida de cohesión social y respeto a los derechos humanos.

Vaya mensaje bonito con el que se podían abrir informativos, dejando a un lado los vandalismos de unos pocos que enturbian las actitudes nobles de otros muchos.

Y la clave la marcaba Mayor Oreja, con su receta magnífica y aparentemente simple, del diálogo y la escucha para pasar de la razón de la fuerza a la fuerza de la razón.

Cómo motivan sus palabras.

Los agentes sociales de cambio tenemos una gran responsabilidad y un difícil reto para impulsar actitudes inteligentes en la resolución de conflictos. Complicado resulta,  cuando en el mundo del clic inmediato, reina la premisa de que, el que más chilla, más visualizaciones alcanza. Vaya con el poder simple y efímero tan  feroz y adictivo.

En la sociedad del todo para ya se desatan rápido las emociones (como los gritos de mi amiga conductora) pero la reflexión casi brilla por su ausencia.

Sin embargo dejando de lado los lamentos, me encanta pensar la oportunidad que tenemos, los que creemos en la cultura de la paz como estilo de vida y me anima muchísimo saber que no estamos solos.

Somos muchos más pacíficos que bélicos y deberíamos utilizar las sinergias para darle fuerza a la cultura de la paz.

El objetivo 16 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), firmado por tooooodos los países de la ONU (193 ni más ni menos), dice que “Los conflictos, la inseguridad, las instituciones débiles y el acceso limitado a la justicia continúan suponiendo una grave amenaza para el desarrollo sostenible”

¡Ay si se estudiaran los ODS desde el colegio hasta las universidades!

Claro que es concepto mucho más amplio, pero, aunque soy fiel defensora de pensar en global, también lo soy de actuar en local. Estoy convencida de que las disputas pequeñas que influyen en el día a día, no nos dejan avanzar y es ahí donde debemos provocar un viraje de rumbo.

Podemos hacer cosas concretas, como enseñar a nuestros vástagos que la paz, es, además de una palabra bonita, un buen aliado para el desarrollo y que en sus manos tienen, además de  darle al clic, enfrentarse al conflicto siendo conscientes de que la discrepancia es inherente al ser humano, pero la forma de resolverla es lo que nos convierte en seres racionales y ciudadanos del siglo XXI.

Podemos transmitir a amigos y enemigos, que la justicia, nos hace a todos más felices, y que las peleas, aunque sean verbales, son infantiles, inútiles y camuflan, casi siempre, la causa de los problemas, que sin chillar y pensando, podríamos solucionar.

Pero es que además podemos ponerle música. Que la música amansa las fieras, no es nada nuevo y sin embargo qué bueno sería aplicarlo más y con más sentido.

No sé si conocéis, pero por si acaso os  cuento, que la expresión tiene como origen el mito griego de Orfeo, el músico que con su talento tocando la lira, era capaz de seducir y aplacar la furia de las fieras más temibles.

mito orfeo lira - Pongámosle música al objetivo 16, paz y justicia

Una historia maravillosa que seguro muchos habéis vivido en los conciertos multitudinarios, cuando la gran mayoría compartimos sonrisas bailes y buenas emociones.

Pues eso.

Que con música todos es más fácil así que hoy quiero acabar el post de hoy, invitándoos a ponerle melodía al objetivo 16. A escuchar también, como si de una banda de la buenas se tratara, las ponencias del canal YouTube de la UNED, porque las cantan excelentes oradores que trabajan con pasión por la cultura de la paz y que no se cansan de dejarnos mensajes motivadores que deberíamos repetir con los medios a nuestro alcance (démosles uso amable a las redes), para dejar sin altavoz a los violentos.

Así que ya lo sabes, si te apetece que charlemos sobre como hacer música, sin llegar a la excelencia de Orfeo ,claro, para que se silencien tanto grito malsonante y se imponga la cultura de la paz, escríbeme al qué me quieres contar del blog o al formulario al final del post y estaré encantada de compartir ideas melódicas contigo.

 

Aquí puedes contarme lo que quieras.

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