En los Fondos Europeos se habla, por fin, el idioma del Tercer Sector.

TERCER SECTOR Y FONDOS NEXT
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Cuando el verano aprieta y ya se respira  descanso y vacaciones, me encanta hacer repaso de los logros  conseguidos hasta julio y los retos que empezaré en septiembre.

No sé para vosotros, pero para mí el año casi acaba de manera natural en esta época y empieza en otoño. Será que los años académicos marcaron para siempre mi ciclo vital.

El caso es que en esa revisión mental, este año, intentando huir de pensamientos pandémicos que ya  aburren, he querido centrarme en los objetivos sociales que muchas entidades amigas han conseguido.  Rondan por mi cabeza cientos de nombres y situaciones bonitas,  pero para no hacerlo interminable, me quedo con algunos descubrimientos de los últimos meses.

Ahí está Moisés Navarro como presidente de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo de la Región de  Murcia, con su contagiador entusiasmo para impulsar  la cooperación, ó Alberto Riaza, técnico en la fundación Hazloposible, con esa tenacidad y claridad mental para gestionar  ayudas y  combatir  las injusticias sociales, o  mi queridos Maria Jesús, Rosa y Sergio, que me acompañaron  el último curso y que tan bien entendieron que la transformación de mano de la calidad, era un buen camino. Hay muchos más, todos agentes sociales por los que me quito el sombrero y  por los que me costaría infinito establecer un ranking.

Sin embargo cuando llego al momento  elegir retos, ahí, sí, lo tengo claro.

Me planteo para el otoño uno tan bonito como ambicioso. Se trata de acompañar al Tercer Sector a ser protagonista en la utilización de los fondos europeos Next Generation, de los que seguro ya habréis oído hablar.

FONDOS NEXT - En los Fondos Europeos se habla, por fin, el idioma del Tercer Sector.

Me encantaría que fuera un desafío compartido, porque estoy segura de que las entidades sociales, somos un pilar imprescindible, cuando de recuperación económica y social se trata.

Sobre todo si desde Europa están queriendo transmitir el mensaje de que las ayudas serán para proyectos sostenibles, duraderos, que promuevan cambios estructurales para mejorar la sociedad.

Tintinela que en el mundo oenege es de sobra conocida, y no precisamente  como intenciones huecas, sino como ejes reales de su forma habitual de trabajar.

Ya sabréis, que los Next Generation EU, son el mecanismo que la Unión Europea ha diseñado para financiar, a través de ayudas en forma de subvención y también de préstamos, la recuperación  de los estados miembros después de la pandemia.

A España le han concedido un buen trozo de tarta con 72 millones de euros en ayudas directas y para ello ha tenido que presentar un Plan de Recuperación, Transformación  y Residencia basado en cuatro ejes:

Transición ecológica, transformación digital, cohesión social y territorial, e igualdad de género.

Rutas alineadas, claro, con las recomendaciones de Europa, que impulsó (aleluya)  a los estados , a pensar en políticas de transición ecológica, crecimiento sostenible, inclusivo y de cohesión entre agentes sociales.

Objetivos ambiciosos y aún lejanos,  pero que  suenan a música de la buena,  y que han sido y son la reivindicación de los movimientos sociales desde hace tantos años.

No en vano, los ODS, (Objetivos de Desarrollo Sostenible) de los que os hablé hace unos meses en un post , siendo fiel reflejo de las demandas de los activistas,  se incluyen de manera explícita en los planes de recuperación, que quizás deberíamos llamarlos,  sin pudor, de supervivencia,  porque sin recurrir a frases catastrofistas, todos sabemos lo cerca que hemos tenido el caos y lo importante que es cambiar nuestra forma de desarrollo para esquivarlo en el futuro.

Los Next Generation, buscan además, proyectos innovadores que establezcan sinergias y complementariedad incluso transfronterizos, así que por una vez, todo el que quiera utilizarlos, va a tener que recordar el Imagine de John Lennon  y tararear, creyéndoselo, “imagine all the people sharing all the world”.

Las asociaciones del  tercer sector, conscientes de su protagonismo, empiezan a ofrecer información y formación gratuita para animar a las asociaciones a no quedarse atrás en esta súper oportunidad.  Los talleres que tiene colgados la Plataforma del tercer Sector, son un  ejemplo de recurso muy completo y útil para empezar a abrir boca.

Porque no se trata de entrar en el terreno empresarial de la ambición económica y volvernos majaretas al oír hablar de tantos millones de euros, pero sí es el momento de estar a la altura de las circunstancias,  mejorar nuestros proyectos, y esta vez sí, dotar de recursos la transformación social, que con (permitidme una expresión de mi tierra), “palicos y cañicas” hemos impulsado tantas veces.

Ya se empiezan a oír palabrejas (y dale con las siglas, oye) como PERTES (proyectos estratégicos para la recuperación y transformación económica), IPCEIs (proyectos importantes de interés común europeo)…que quizás asusten un poco, pero que no pueden ser la excusa para venirnos abajo. No hay lugar ni tiempo para ello.

Y es que lo que  parece ser un mensaje claro y menos complejo, es que antes de Diciembre 2022, el 70% de los fondos han de estar comprometidos y que en eso Europa no va a dar tregua.

Plazos exigentes que darán ventaja, si no nos ponemos las pilas, a las grandes corporaciones que entienden de rapidez competitiva.

Estarán frotándose las manos, las agrupaciones empresariales  ágiles y con  estructuras sólidas,  pero que sin denostar su trabajo también absolutamente necesario, tendrán que cambiar algo más que el  discurso con palabras bonitas y europeamente aceptadas para incorporar  líneas estratégicas de verdadero impacto social. Tendrán que bajar al terreno, al foso del crecimiento colectivo, olvidándose del enriquecimiento desigual que hasta ahora, hemos normalizado.

Así que, de nuevo,  otra oportunidad magnífica para las entidades sociales, que deberíamos establecer sinergias y  enseñarles el camino. Porque al contrario que el sistema macro empresarial,  nosotros sí  tenemos experiencia en distribución justa e igualitaria,  cuando   los  beneficiarios de nuestros proyectos, nunca hemos sido los ideadores, los directivos, sino los colectivos  de base a los que iban dirigidos.

Qué bien que ahora Europa le ponga título a ese esfuerzo, repitiendo que esas y no otras prácticas, representan el crecimiento sostenible, inclusivo e inteligente que el continente necesita.

Acabo  mi post de hoy,  esperanzada al pensar que tenemos el viento a favor.  Que Europa habla el idioma, por fin, del Tercer Sector. Que es el momento de las buenas políticas de cambio, que me da igual que se llamen PERTES, ó IPEis, si en la estructura ya no tan profunda, va calando que dedicar recursos al bien común, no es un gasto, sino una inversión que  nos facilita, de verdad, la vida a todos los seres del planeta.

Si quieres charlar más sobre los fondos Next Generation, o tienes un proyecto interesante que quieres impulsar pero no sabes muy bien cómo, escríbeme como siempre, al qué me quieres contar del blog, o al formulario al final de este post.

Estaré encantada de compartir contigo ilusiones y por qué no, realidades futuras.

 

 

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